martes, 6 de septiembre de 2011

Transformaciones


Pablo no había sido mi primer mala experiencia (ni tampoco sería la última)… ya antes habían pasado varios caballeros que me habían dejado el corazón roto y  me habían llevado a incorporar la frase “son todos iguales” a mi vocabulario. Aunque después me daría cuenta que hay otros casos que son "especiales".

Recuerdo que a los 14 años ya había comenzado a tener consciencia del  falaz mercado masculino.
Creo que el primer registro que tengo es de Ariel, un morocho de ojos miel, 19 años, que no solo era bonito sino que además contaba con el extraordinario dote de la persuasión. Ahora que lo pienso, no era tan bonito… Quizás también seria algo de lo que logro convencerme!
Recuerdo  que nos veíamos en la semana y yo después de unos encuentros estaba casi convencida que era mi novio, nos encontrábamos en la matinée donde lo conocí, y asombrosamente, siempre que me iba del boliche cuando terminaba todo, el se quedaba en la puerta…
Hasta ese momento era inocente y no pensaba en la posibilidad que volvía a entrar al boliche unas horas después cuando entraban los mayores de 18, a ver a su verdadera novia.
Un tiempo después no solo tuve que soportar la idea de que mi ingenuidad rozaba con la estupidez, sino también con la risa socarrona del chico en cuestión, seguida de la frase: “Era mas que obvio que seguía de caravana mas tarde y que tenía novia”

Un año después conocí a Maxi, protagonista de la historia que me llevaría a perder la ingenuidad (nunca la estupidez) que todavía conservaba cuando conocí a Ariel… 
Maxi era un año mayor que yo. Recuerdo que me encantaba. Me gustaba todo de él: Su sonrisa, sus gestos suaves, su tono pausado al hablar, su mirada y lo bien que bailaba!
Iba todos los viernes al mismo boliche para poder verlo:  hasta que finalmente, un día llego el primer beso.
Después de unos meses, me propuso ser su novia.
Todo era perfecto, era amiga de sus amigos y el de los míos, estábamos juntos toda la noche y era súper dulce, de modos muy refinados… sobre todo, era muy respetuoso.
Para su cumpleaños, conocí a su familia. La imagen que mejor recuerdo de esa noche, es la alegría de sus papás. Parecían mas contentos ellos de que su hijo tenga novia que el mismo novio en cuestión!
Durante muchos meses marchó todo sobre ruedas, hasta que un día, sus amigos comenzaron a nombrar a  una “Pamela”. Intenté saber quien era pero nadie me respondía, algunos decían que era una amiga de ellos, otros decían que era una admiradora de él, él decía que no sabía de quien hablaban, hasta que finalmente entre todos decidieron decirme que solo era una broma para molestarme.
Pero, intuitiva como toda mujer, empezaba a notar que no todo estaba bien. Nos veíamos solo en el boliche y notaba que en la semana hablábamos solo si yo lo llamaba.
Quise hablar con el sobre el tema, pero su respuesta era que estaba todo bien, que me quería mucho y que no tenía motivos para desconfiar.
Analicé la situación, quizás esa era su manera de llevar una relación, yo lo quería y la verdad eramos chicos para algo mas formal, así que decidí seguir… en definitiva, cuando salía siempre estábamos juntos, su familia sabía que yo era su novia, situación que notaba que los alegraba mas de lo normal, la gente de los lugares que frecuentábamos también lo sabían, siempre se mostraba conmigo y además, como ya lo dije, era dulce y muy, muy respetuoso.
En nueve meses que llevábamos saliendo, jamás intentó algo mas que inocentes besos, nunca propuso tener sexo y eso me ponía súper contenta… pensaba: Como me quiere este chico que respeta mis tiempos!... Pero… yo nunca le había dicho cuales eran mis tiempos!!!!
Con el correr de los días, cada vez nos veíamos menos, el empezó a concurrir a otros boliches y ya casi no sabía de él, hasta que la relación se diluyó.
Habré llorado unos días o quizás algunas semanas.
Después de unos meses, una noche lo crucé en la calle. Me acerqué a saludarlo. Porque no hacerlo si no nos habíamos peleado? Simplemente nos habíamos distanciado.
Me llamó la atención su cambio de look. Parecía que se había vuelto dark o algo así: Los labios pintados de negro y los ojos delineados. La verdad no me gustaba, pero no le dije nada y me fui.
Un año mas tarde, salí a bailar con mis amigas. Recuerdo que en un momento quedé anonadada con el increíble trasero de una chica que bailaba sobre el parlante, vestida con un jean ajustadísimo y un bolerito amarillo, muy llamativo por cierto.
En ese mismo momento, se acercó una de mis amigas, que vino desesperada a buscarme y me dijo:
            -Ahhh ya lo viste!!!
            - A quien?
            -A tu ex!!!      
      -No, donde está?
      -Arriba del parlante!!!!

No creo que haya sido una de las noches mas gratas, incluso no puedo recordar cual fue mi reacción, seguramente me habré cuestionado si su decisión tendría algo que ver con la visión que tenia de las mujeres después de salir conmigo, o probablemente me habré dado cuenta que no se trataba de respeto el que nunca me haya tocado ni una rodilla… 
Lo que si sé, es que esa oportunidad llegué a la conclusión que de una u otra manera, todo se sabe… yo esa  noche pude saber finalmente quien era Pamela!!!!

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